domingo, 24 de julio de 2011

Isabel la Catódica.


Reina en los debates televisivos con majestuoso desdén
hacia las opiniones previstas en su argumentario genovés.
Entronizada en su soberana intransigencia, la emprende
a mandobles contra el progreso esgrimiendo fetos por argumento.
Bajo su cetro impera la derecha montaraz, coronada de
nacional-catolicismo rampante.
Su arrogancia dialéctica es heredera de su ilustrada desfachatez.
Falsea con soltura, embrolla con desparpajo y pontifica con abolengo.
Señora de la controversia, aspira a gran dama de la tergiversación
para cantarle las cuarenta al mismísimo lucero del alba.
Y sin embargo, tiene pelos en la lengua.

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