- Doctor Pizarro, ¿cree usted que debo consentir que un oso se lo haga
públicamente con un madroño?
- De ninguna manera, Ana. Sobretodo si se escudan en ello para perjudicar
la imagen de la capital.
- ¿Y si el madroño da castañas?
- Peor me lo pones, hija, peor me lo pones.
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