jueves, 11 de agosto de 2011

Pepe Génova - 3.


No necesité exprimirme demasiado el cerebro para averiguar a quien
pertenecía aquella muñeca inflable, ataviada con camisa azul y correajes,
que había sido encontrada dentro de un archivador en la planta sexta.
La reacción de la directiva, cuando presenté el informe, fue otro cantar.

_ Y de esto ni media palabra a nadie, Pepe. La ropa sucia la lavamos en casa.
_ Tenéis ropa sucia porque tenéis políticos mugrientos.
La roña no es una enfermedad, es un síntoma - respondí, olvidando
que la honestidad no está incluida en mis honorarios -.

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