Maldita la hora en que me apunté a una web pakistaní de ofertas
laborales, creyendo que quizás me cayera un freelance on line.
Desde entonces, no hay día que no me manden una relación de
proposiciones descabelladas para acudir a citas inverosímiles,
por todo lo que viene siendo la parte del indostán.
Tratándose de Job, habrá que tener paciencia.
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