jueves, 21 de julio de 2011

Valmo.


Manolo Valmorisco es el ejemplo viviente de que la bondad y el talento unidos
tienen alguna probabilidad de triunfar en el negocio publicitario.
La prueba es que, según cuenta la leyenda, a pesar de que durante su estancia
profesional en Chile iba a la agencia vestido con un mono rojo, el gran jefe,
admirador de Pinochet, aún le sigue recordando con enorme cariño.
Quizás sea un caso único, pero ahí está.

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