jueves, 21 de julio de 2011

Plano secuencia.


Al pisar el jabón de las Municipales, Zapatero salió despedido hacia
adelante para encontrarse con aquella cáscara de plátano felipista
que lo impulsó hasta una resbaladiza mancha de aceite sindical.
Fatalidad que contribuyó a deslizarlo hasta esa placa de hielo
financiera, sobre la que realizó un meritorio paso de ballet, antes de
estrellarse contra la barrera patronal que lo arrastró hasta la puerta
giratoria presupuestaria que lo delvolvió a la Moncloa, justo en el momento
en que terminaba de abrocharse la gabardina.
"Por fin terreno firme", suspiró, antes de que el suelo se abriera bajo sus pies.

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