"A media tarde pasa un aeroplano dejando caer un bulto de
apariencia humana que desciende en paracaidas hasta el arrecife.
Al acercarme, compruebo que se trata de un Director de Cuentas
en estado lamentable.
Tiene la sonrisa congelada, los ojos vidriosos y un par de campañas
concienzudamente pisoteadas dentro del portafolios.
Ante mis esfuerzos por reanimarlo, ha recompuesto por unos
instantes su dignidad para proclamar enfebrecido:
Adelante chicos, estamos que nos salimos! "
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