jueves, 28 de julio de 2011
La noche del Jaguar.
No iba a ser una conversación fácil, pero no me pagaban
75 € al día más los gastos por hablar del mar y de los peces.
- Debes creerme Pepe, nunca pude imaginar que hubiera un
Jaguar en el garaje...
- Un Jaguar no es precisamente un automóvil que pase
desapercibido, señora.
- ¿Y quien está hablando de un automóvil? Era una fiera salvaje
con uñas y dientes, Pepe. Un gato enorme que se abalanzó sobre mi,
dándome un susto de muerte.
- No sabía que su marido tuviera un zoológico en casa.
- ¿Y por qué crees que me separé de él?
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